De este modo, los menús escolares deberían incluir un mínimo de una vez por semana, verdura, legumbre y pescado fresco o congelado no precocinado; y dos veces, al menos, fruta fresca; no habría que repetir más de dos veces en una misma semana la presencia de precocinados y dulces.
No sólo los resultados obtenidos son sensiblemente mejorables, si no que además, han empeorado respecto al anterior estudio, realizado en 2008, ya que hay un 10% más de colegios que no ofrecen verdura, al menos, una vez a la semana; han ascendido sensiblemente los que abusan de los precocinados (de 5,3% a 19,6% en 2011) y un 10% más los que ofertan dos o más veces por semana dulces de postre.
Otra conclusión interesante que se desprende del informe, es que crece la tendencia a contratar catering que se ocupe de la alimentación en los comedores, pasando de un 47% en 2008 al 70% actual. En 22 de los centros estudiados, además, se opta por elaborar los menús de manera conjunta. Estos son los más acertados a nivel dietético, seguidos por los que preparan empresas de catering, que se sitúan entre el “aceptable” y el “bien” y, por último, los centros que se encargan de esta tarea ellos mismos (uno de cada cinco), sólo obtienen de nota media un “aceptable).
Los padres, que pagan una media de 5 euros por la comida de los niños en el comedor, según el estudio, deben estar informados, de acuerdo a la Ley 17/2011 de 5 de julio de seguridad alimentaria, que obliga a los centros escolares a proporcionar la programación mensual de familias de los niños. El 70% de los menús estudiados especifican los platos y alimentos que lo componen, y de ellos, el 19% lo hace con detalle, especificando también la forma de elaboración (a la plancha, cocido…). Uno de cada tres, sin embargo, no ofrecen información suficiente.