Su propio nombre ya puede hacernos rememorar antiguas escenas de cine o trasladar nuestra mente al lejano oriente. ¿Se trata por ello de un ‘restaurante chino’ más? Categóricamente no, y vamos a intentar establecer qué lo diferencia de otros locales de moda hoy día, como los restaurantes vietnamitas, coreanos, japoneses o chinos.
Nada más llegar, su apariencia se desliga de otros restaurantes con estilo más clásico. Un potente neón y amplios ventanales nos dan la bienvenida a una planta baja espaciosa y carente de elementos recargados. Sólo los toques de sucedáneo de bambú y pequeños detalles recuerdan los orígenes del restaurante.
Al entrar nos encontramos una gran barra, donde podemos tomar un cóctel o cualquier snack previo a nuestra cena si, como nosotros, se escoge esta hora del día para degustar sus platos.
Nos decidamos por esta opción o directamente por acceder a los salones principales (distribuidos en dos plantas), enseguida nos vemos atendidos por un profesional camarero dispuesto a complacernos en lo posible.
Accedemos a nuestro sitio, probablemente de las mejores del restaurante, junto al cristal del falso muro. El establecimiento tiene un gran aforo, pero si desea asegurarse mesa, es convenienterealizar una reserva con anterioridad.
Tras elegir entre la carta de vinos comenzamos por los entrantes. Unos clásicos dim sum variados con su inseparable salsa de soja para aderezarlos, sabrosos rollitos vietnamitas acompañados con hojas de menta, y un delicioso carpaccio de bacalao con huevas de emperador y salsa ponzu. Todo correcto, aunque con raciones algo escasas.
La segunda parte de la cena mejora notablemente. Nos decidimos por un sabroso arroz frito con marisco y piña al curry, una rica cazuela de langostinos, sepia y vieiras, y limón kai o tiras de pollo a la lima. Tanto la cantidad como la calidad suben enteros con estos platos principales.
En nuestro caso, prescindimos del café, pero somos de la opinión de que ninguna cena está completa sin su postre final. Un sorbete de mandarina y una tempura de helado (muy recomendable) nos dejan un sabor de boca más que agradable. Y más aún cuando somos obsequiados con un chupito final para despedir nuestra estancia cuando solicitamos el montante.
Algunos ‘contras’
En resumen, la noche ha sido perfecta. En todo momento hemos recibido una buena atención, la comida estaba elaborada en una buena cocina de precios asequibles, y el entorno era tranquilo, limpio y agradable.
Aun asi, siempre es conveniente mostrar los pros y contras de la escena, y entre los puntos menos positivos podríamos citar una carta poco original y con un precio medio (si no hace uso de un menú) de unos 30 euros por comensal, o lo alejado que se encuentra el restaurante de algunos medios públicos de transporte o del centro de la ciudad. Pese a ello, no defraudará esta elección si decide pasear por la larga avenida donde está ubicado, tras una visita al centro comercial que se encuentra en las cercanías o simplemente si desea conocerlo y degustar su excelente cocina mientras disfruta de la amabilidad de su servicio. JJulio García Cano
