“Historias con Sabor”, el concurso de relatos convocado por Lamucca con la colaboración de Tanqueray y la Fundación Escritura(s) ya tiene ganador: Beatriz Afonso, con el relato “Desayuno, Comida y Cena en la Cama”. El relato ganador del accésit ha sido “Sabores del Pantano” de Xosé Carlos Calvo Ulloa . El concurso, que ha tenido un gran éxito de participación, ha reunido un total de 280 relatos, suscitado más de 35000 lecturas y un total de 17434 votos.
Esta es la primera convocatoria del concurso “Historias con Sabor” de Lamucca que, de manera periódica, abre sus redes sociales y plataformas de comunicación a sus clientes para fomentar la participación cultural a través de diferentes formas de expresión como la fotografía digital, la pintura, la literatura o entrevistas como las del “muckero del mes”, un guiño en clave cariñosa hacia los “personajes” que pasan cada día por sus restaurantes. “La pasión es parte del carácter de Lamucca y por eso, cualquier expresión del arte encaja bien aquí. Y no sólo la pasión por la cocina o por la decoración, sino por todo aquello que conmueve y nos hace sentir cosas” explica Ofelia Marín, directora de Lamucca y parte del jurado del concurso.
En esta ocasión, y con el ánimo de dar un paso más y desmarcarse de las convocatorias tradicionales de concursos, Lamucca y Tanqueray han apostado por la plataforma de la Fundación Escritura(s) Fuentetaja por su fomento de nuevas fórmulas narrativas que facilitan, gracias a la tecnología digital, “una literatura menos encerrada en sí misa, más porosa, que permite apropiarse de otros elementos de la red y enriquecer los textos con fotografías, vídeos y música” explica Enrique Ferrari, responsable de Relaciones Institucionales e Innovación de la Fundación.
La convocatoria, abierta a autores mayores de 18 años, comenzó el 23 de abril coincidiendo con el día del Libro y Sant Jordi y terminó el 4 de julio, y animaba a participar invocando los recuerdos que surgen a partir de los aromas: “Imagina esta escena -decía la introducción- paseas por tu ciudad, inmerso en tus pensamientos y en la música que sale de los auriculares de tu móvil. De repente, algo interrumpe tu ensimismamiento: una sensación de bienestar, un buen rollo repentino, un “no sé qué” que te hace parar de golpe tus pasos justo ahí, debajo de una ventana de la que se desprende, liviana pero intensa, una nube de invisible aroma que estalla en tu mente convertida en una imagen que te llena de placer: una mujer regordeta le da vueltas con una espumadera enorme a unos picatostes que juegan revoltosos en aceite hirviendo. Es tu abuela, preparando tu merienda… hace 20 años. Ahora sólo depende de ti escribir un gran relato”.
