Según los últimos datos cerrados, correspondientes al último panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el consumo de infusiones en hostelería es muy limitado. De hecho, éste sólo se produce en el 1,7% de las visitas a los establecimientos hosteleros y a pesar de ese consumo tan minoritario tampoco se trata de un sector que se haya librado de experimentar descensos en dicho consumo: éste cayó un 8,7% en 2012, a la espera de ver cómo se comportó el mercado a lo largo del año pasado.
No son datos demasiado alentadores, pero, como señalábamos al principio, sí que hacen presagiar un futuro prometedor en tanto en cuanto que la cuota de mercado del té o las infusiones tiene todavía un horizonte muy lejano para crecer. Que este crecimiento aún no se haya producido viene sustentado en dos causas principales: el desconocimiento por parte del usuario español del universo de las infusiones de alta gama, más allá de las clásicas manzanilla, poleo-menta, etc., complementado por la falta de costumbre que todavía existe en España a la hora de “tomarse un té” fuera de casa. Unos factores que, aún así, empiezan a variar.
Porque aunque España se aleja todavía de esa afirmación que hace poco ha hecho Simon Manley, embajador de Gran Bretaña en nuestro país, sobre que “el té es la solución a todos sus problemas (…) Es muy importante, forma parte de la tradición y es algo que ha cambiado con el tiempo. Ahora el té se incluye en la cocina”. Lo que es cierto es que aquí también empieza a cambiar la percepción que existe sobre el té. Primero, porque se vincula el producto a hábitos de vida saludables y, segundo, a un gusto o paladar gourmet. Ambos factores se han visto impulsados por ciertos segmentos de la restauración, como la alta gastronomía asiática, las teterías –más abundantes en el sur de la península-, algún operador como Saboreaté y Café e, incluso, el mundo de la coctelería que ha convertido el té en uno de sus aliados. El último ejemplo de esto llega, por cierto, de la mano del prestigioso coctelero Javier de las Muelas.
Proveedores de lujo
Y aliados fundamentales de tés e infusiones de alta gama, son los proveedores, encargados de abrir brecha y acercar el producto a la hostelería. Por ejemplo, desde la firma Diana Casado, que no sólo comercializa sus propias mezclas, sino menaje y diversos tipos de envases, entre un 35 y un 40% de las ventas de la marca va a parar al canal hostelero. Desde esta firma se manifestaba en su día que, no obstante “el té sigue siendo un segundón frente al café en la mayoría de los establecimientos de hostelería”. La baza que posiblemente haya que jugar sea la capacidad de las empresas de ofertar productos que aporten un valor añadido, como el formato pirámide, que se infusiona de forma similar a la clásica bolsita, pero con la diferencia de que en dicha pirámide, la hoja, la flor, la fruta, va entera, o en trozos de mayor tamaño y preserva mejor sus cualidades y aroma.
En consecuencia, puede afirmarse también que el formato es importante a la hora de ofertar este producto al hostelero. Desde Diana Casado no sólo se pone a su disposición el formato pirámide, sino también el producto a granel; otros proveedores experimentan con formatos en stick y, desde luego, el mercado sigue contando con las clásicas bolsitas provenientes de gigantes como Hornimans, Pompadour, etc., por citar algunos ejemplos. J
Ana I. García
