El Ministerio de Sanidad y Consumo prepara un anteproyecto de ley para limitar y combatir el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes. El departamento que dirige Elena Salgado prevé enviar el texto del anteproyecto al Parlamento en abril.
Pero las cosas que han ido trascendiendo sobre su contenido han provocado importantes críticas de los diversos sectores implicados. Críticas de los fabricantes, que han visto como se comienza a demonizar su producto; críticas de los hosteleros, que tendrán que hacer frente a nuevas regulaciones y transformaciones de sus negocios cuando aún colean las consecuencias de la aplicación de una infumable ley del tabaco; críticas de los editores de prensa, ya que sólo se podrá anunciar cerveza sin alcohol (sólo se permite la publicidad de bebidas con menos de 1,4º, aunque un reciente estudio de la UNED indica que la repercusión de la publicidad en el consumo de cerveza es muy reducida); críticas de los propietarios de negocios que tienen que ver con el ocio infantil, ya que muchos de ellos obtienen ingresos con la venta de cervezas y snacks a los padres mientras sus hijos disfrutan de las instalaciones.
Estos son sólo algunos ejemplos de las consecuencias que esta ley puede provocar en diversos segmentos de nuestra economía. De hecho, el Ministerio de Agricultura se ha manifestado en contra de equiparar el vino y la cerveza al resto de bebidas alcohólicas.
