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Zumos y néctares Exprimiendo lo saludable

La salud y el bienestar venden. Vienen pisando fuerte los enriquecidos con calcio, con vitaminas, los que aprovechan los beneficios de la soja,… en resumen los que ofrecen “algo más” al consumidor. La industria de bebidas no alcohólicas saca jugo a este filón, ya se trate de compañías comercializadoras de refrescos, de agua envasada o de zumos y néctares; ya vendan a hostelería o a gran consumo.

Los llamados “productos funcionales” ó “productos especiales” en otras ocasiones, se han convertido así en punta de lanza de un sector que simultáneamente comienza una apertura hacia nuevos sabores al ritmo que marca el consumidor. Pymes o multinacionales, todos quieren subirse al carro de la salud. Uno de los últimos y más sonados lanzamientos, ha sido el de Coca Cola, bajo su marca Nestea. Como no, el gigante quiere aprovechar esta oportunidad con el refresco funcional V&T (Vida y Té), donde destaca la presencia de antioxidantes naturales.

Un experto en la materia como Javier Artiach, director de la consultora especializada en bebidas Canadean, lo percibe ésta como la más clara tendencia de mercado: “Hemos llegado a un punto en el que el crecimiento en volumen va a ser difícil; tendrá que venir por valor, buscando productos más rentables, con valores añadidos. Todas las grandes marcas de bebidas están yendo por ese camino”.

Los zumos se mueven
Dentro de las bebidas no alcohólicas, tal vez la categoría de zumos y néctares sea de las más dinámicas. Antes de nada, aclarar que los segundos se diferencian por su mayor contenido en azúcar y menos en fruta -el porcentaje depende de cada fruta concreta-, si bien siempre es mayor que el de una bebida refrescante.

Dicho dinamismo se debe a sus características intrínsecas, pero también por el esfuerzo en el desarrollo de nuevos sabores y productos. Para Margarita Romo, directora de marketing de zumos Pago, de acuerdo con los datos que maneja la empresa, la categoría ha crecido en hostelería en valor (ventas en dinero contante y sonante) por encima de su crecimiento en volumen (litros), “lo que debería afectar positivamente a las marcas premium”, asevera. “El consumo per cápita en España no es muy alto en comparación con otros países europeos y todavía tiene que crecer mucho”, concluye.

Pago no habla exactamente de productos funcionales ni light, sino que comercializa los llamados Multivitaminas (Naranja roja, Lima, Naranja, etc…) y los Sinazúcar (Piña, Manzana, Uva blanca). Unos tienen azúcar añadida y los otros no, pero “la diferencia calórica es ínfima”, según la portavoz de la marca, quien al mismo tiempo expresa el deseo de revisar este tipo de mensajes que recibe el consumidor. También propone “colaborar con los agentes de la sociedad y la industria para que se consuma esta categoría desde una perspectiva responsable en la actitud alimenticia, exigiendo los niveles de calidad mínimos que se requieren y una información veraz y clara al consumidor”.

Respecto a momentos de consumo, la directora de marketing de Pago asegura que todavía existe una estacionalidad acusada que tratan de equilibrar, y que “En España el consumo todavía se asocia al desayuno de manera desmesurada”.

Pago, propiedad desde 2003 del grupo Heineken, concentra hasta la fecha un 90% de sus ventas en hostelería, un canal para el que comercializa once referencias en España, sobre todo en envases de vidrio de 20 centilitros. Ahora comienza a introducirse en convenience (sobre todo con el PET de 33 cl.), y en alimentación (Vidrio 75 cl.).

Fábrica de zumos refrigerados
Don Simón, la marca de la compañía J. García Carrión para bebidas no alcohólicas, sigue como si de un manual se tratase, las líneas anteriormente indicadas para este segmento: productos asociados a hábitos de vida saludables, y nuevos gustos.

De este modo, hace poco más de un mes, ha lanzado una gama de néctares con sabores tradicionales, y también tropicales (piña-coco, mango, etc…). Entre las 150 referencias – horeca y alimentación – de bebidas analcohólicas (incluyendo también cremas y caldos), existe un segmento que Pedro Martínez, de J. García Carrión, llama “de salud” en constante avance: zumos enriquecidos con calcio, combinados de leche y fruta, néctares sin azúcar, bebidas de soja, de soja y zumo,… Además de refrescos light, de té, horchatas,… Resalta también el potencial de los zumos que proceden de exprimidos (llamados también frescos o refrigerados que suelen presentarse en brik con tapón), en contraposición con los tradicionales, los que proceden de concentrados. “Es hacia donde se dirigen nuestras investigaciones”, asegura Martínez. No en vano, J. García Carrión, está inmersa en el proyecto de una gran planta de producción de zumo exprimido en Andévalo (Huelva). “Tenemos acuerdos con los agricultores para el cultivo de un tipo específico de naranja. En un año esperamos que esté listo un nuevo producto, más avanzado y con menos tratamiento industrial”.

Por otro lado, destaca Martínez que Horeca tiene cada vez más importancia. “Crece a mayor ritmo que alimentación”.

Respecto a los formatos más exitosos en hostelería, cita el tarrito de cristal de 20 cl. Y los minibriks de esta misma medida, sobre todo en colectividades si bien, “los briks pentagonales (33 cl.), cada vez tienen mayor aceptación en hostelería” y la pierden las botellas de litro.

Más investigación
La empresa Hero que comercializa sus productos en España desde 1922, dispone hoy en día de un departamento de foodservice. En el segmento de zumos, comercializa una amplia gama en botellines de cristal. Junto a los típicos de mosto, y zumos de naranja, piña, tomate, etc… ha desarrollado los néctares de mango, piña-coco, pera-piña, el zumo de multifrutas, el multivitaminado (10 frutas más 10 vitaminas), y los néctares de naranja, zanahoria y limón enriquecidos con vitaminas A, C y E. Otra gama que cita es la de los sin azúcar. A nivel producto, la senda a seguir está muy clara para Javier Teruel, responsable de marketing en canales especiales de Hero: “productos que requieren mayores inversiones en I+D+I (…) que aportan valores añadidos”.

Pulpas exóticas
Saborys Fruit es pulpa ultracongelada – sin más proceso – de frutas tropicales que comercializa la empresa Canal Impulso, para horeca y distribuidores de artículos latinos. Este es un mercado en evidente avance por la inmigración, pero también lo es la hostelería, a la que sirven desde hace un par de años y que ya significa la mitad de sus ventas con clientes como los restaurantes José Luis, la cadena Café & Té o los hoteles Sol Meliá.

La apetencia de sabores exóticos ha hecho crecer las ventas de esta empresa como la espuma: un 30% en el último año, según Francisco Martín, director gerente de Canal Impulso.

En estos momentos disponen de trece gustos: fresa, mango, maracuyá, piña,… pero también otros desconocidos para el mercado español, aunque no para los latinos residentes en nuestro país. El máximo responsable de la firma cree que Saborys significa “una oportunidad para horeca de abrirse a sabores nuevos”. No obstante, no niega que sea difícil su introducción. De aquellos menos familiares para el público español, es decir, fuera de los ya conocidos mango, piña, etc…, los únicos que han cuajado, según Martín, de los comercializados por Canal Impulso, son la guanánaba y el lulo.

Para la fabricación y envasado de todos ellos, mantienen un “acuerdo de exclusividad con una fábrica colombiana. Allí se envasa en bolsas de kilo, medio kilo y monodosis de 50 y 100 gramos”.

A horeca, Canal Impulso provee además dispensadores (en algunos casos se cede y en otros se vende) y material de promoción en el punto de venta.

La pulpa Saborys tiene aplicaciones muy variadas, pues sirve de base para zumos, batidos, granizados, helados, mermeladas, etc…, pero uno de los handicaps que tiene Canal Impulso precisamente es la utilización final del producto. La compañía recomienda el uso por cada tres litros de agua, de un kilo de producto para conseguir un jugo de calidad, pero no siempre el manipulador sigue estas instrucciones de venta. Por eso Canal Impulso trabaja ya en el desarrollo de un producto más terminado. “Que siga manteniendo la calidad, pero tendría que tener un grado de pasteurización”.

Otro de los inconvenientes, según Martín, es la incapacidad de controlar el precio de venta al público. “Para el restaurador el coste por unidad puede oscilar entre los 0,30 y 0,35 céntimos por unidad. Nosotros proponemos un precio al cliente final de entre 1,80 y 2 euros, pero todo el mundo lo vende más caro”, lamenta Martín.l

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