Como en el primero, la decoración del local incluye fotos de distintos personajes comiendo con cierto punto de locura, tiras de luz y pequeñas lámparas que caen sobre las mesas, detalles high tech y una cocina vista.
El espacio, que se divide en dos plantas de 130 y 150 metros cuadrados, respectivamente, tiene una capacidad para 133 comensales.
Con un precio medio de 17 euros, los hermanos Domínguez no sólo han concebido este local para comer o cenar, sino también como un after dinner, con música.