A la vista del público se exponen más de trescientas referencias de vino, aparte de otros productos como quesos, miel, aceite de oliva, platos preparados. Muñoz ha realizado una selección de los mismos para venderlos etiquetados con el nombre del local. Éste consta de dos plantas y alberga mesas altas alrededor de las cuales pueden sentarse cincuenta personas. Tiene zona separada para fumadores y una sala con capacidad para dieciséis personas en la que se organizan catas para empresas y particulares.
El restaurador, además ha intentado fomentar la cercanía con el cliente: “No hay barra, no existe esa separación. Es el camarero quién se acerca a ellos”.
Situado en el centro de Toledo, el edificio en el que se ubica Adolfo Colección 1924 data de ese mismo año. Se ha intentado respetar al máximo su estructura original, conservando las columnas de hierro y recurriendo, por otro lado, a materiales como el metacrilato y el cristal, y a una calculada iluminación que termina de darle un aire de modernidad.
Adolfo Muñoz, uno de los máximos exponentes de la restauración manchega, tiene otros dos restaurantes en su ciudad natal: Adolfo y La Perdiz. Sin olvidar El Cigarral Santa María, una finca en el extrarradio de la urbe destinada a la celebración de eventos y donde cultiva las vides a partir de las cuales él mismo elabora el vino Pago del Ama. Su próximo reto es un hotel que espera abrir antes de verano también en la capital manchega y en colaboración con el grupo hotelero Fontecruz. l
