Juan Gómez siempre ha estado ligado a la gastronomía y, como suele decirse, lleva en la sangre su profesión. Sus primeros pinitos los hizo a los 13 años, junto a su padre, en un pequeño hotel familiar. Antes de la mayoría de edad ya contaba con un prolífico curriculum, sustentado por su formación en la Escuela de Hostelería de Sant Pol de Mar. A los 20 ya se hizo con las riendas de una cocina, era la del Hotel Neptuno, en Castelldefels (Barcelona). Y es que, desde el principio, lo suyo ha sido las grandes cocinas y el banqueting.
Tras estos primeros años en Cataluña, Joan Gómez inició su tourné internacional. “Me fui a Londres tres años como jefe de cocina de dos restaurantes españoles, otro como chef de partie del Londres Momo’s, y otro, al lado del que pasaría a ser un gran amigo mío, Graham Harris, precursor de la modern british cuisine. Una vez finalizada esta etapa, me fui a Sidney. Allí conocí a Antonio Fachinetti. Él me adentró la sorprendente cocina italiana. Después de un año, decidí ir a Bangkok, ya que la cocina del sud-este asiático me resultaba muy atractiva. Una vez pasada esta etapa, mi familia en EEUU me llamó para abrir un restaurante allí, pero la cosa no funcionó y después de tres meses en The Lettuce, volví a casa para incorporarme a las filas del Meliá Barcelona, llevando el restaurante de la carta”, resume Juan Gómez.
Al volver a Barcelona estuvo bajo la batuta de Carles Gaig, quien le introdujo en el Hotel Barceló Sants. Fue la entrada en el grupo hotelero que ahora le ha ensalzado para su más vanguardista establecimiento. En Barceló Raval, o mejor dicho, en el B-Lounge, Juan Gómez deposita todo su saber y sus inquietudes. Contagiado por el variopinto color de las gentes que pueblan el barrio del Raval, el chef ejecuta unas creaciones multiculturales. El abanico es tan amplio que va desde los sabores mediterráneos y orientales, hasta los centroamericanos, sin olvidar los exóticos de Asia e incluso África.
Tapas
Pero además de crear una carta de tapas de cocina étnica y de fusión “sin ninguna clase de prejuicios”, Juan Gómez realiza todas las funciones de chef ejecutivo de hotel: chequea desayunos, controla los cierres, coordina los chefs de cocina, se reúne con el comité de dirección del hotel “para exponer problemas y soluciones”, organiza las compras y pedidos con la central de compras… “Nuestro servicio es in-interrumpido, desde las 7 de la mañana a la media noche, que acaban las cenas del B-Lounge”, comenta el chef. Pero, una de sus tareas favoritas es investigar y comprar nuevos ingredientes que sorprendan a sus comensales, como las olivas de chocolate del gaditano San Pancracio, o las especias que aderezan el pan que hornean en su propia cocina. Tanto él, como el propio director del hotel, Ismael Descalzo, son gustosos de escoger los mejores ingredientes que les brinda el próximo mercado de la Boquería. “Es esencial para nosotros divertir a la gente dándoles de comer”, coméntale chef. De ahí que la oferta del B-Lounge se base en las tapas o raciones. “Por nuestra ubicación y ganas de satisfacer al cliente hemos intentado diseñar una oferta gastronómica para todos los paladares y bolsillos, esto nos hace ser optimista a la hora de posicionar nuestro hotel en el escaparate barcelonés”, añade Juan Gómez.
