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Café Emma, pura “bistronomía”

En este caso, a pesar de llevar sobre ellos el peso de la fama y de las estrellas Michelin, nunca abandonaron la pasión por la cocina de diario, el gusto por la democratización culinaria y las ganas de crear de forma independiente e innovadora. Estas ideas son las que empujaron a dos amigos y cocineros a abrir hace ya un año Café Emma, un auténtico bistró en la capital catalana. Los artífices, Romain Fornell (una estrella Michelin con Caelis) y el también galo Michel Sarran (dos estrellas con su restaurante homónimo ubicado en Toulouse).

Café Emma, que recibe el nombre de la esposa de Romain y de la hija de Michel, se concibió como “un lugar donde recuperar el concepto de bistró francés, en el que se sirven platillos de forma rápida y con precios asequibles; una cocina que mezcla la cocina francesa con los gustos locales e internacionales”. “Queríamos abrir camino a la cocina clásica francesa en Barcelona”, afirma Romain Fornell. De hecho, este objetivo es el que también quiso cumplir con La Maison du Languedoc, pero aquel restaurante no acabó de cuajar. Ahora, con este proyecto mucho más personal, el cocinero de origen galo pero afincado en Barcelona desde hace años (originario de Toulouse, en 2001 ganó su primera estrella Michelin, siendo el chef francés más joven en conseguirlo, y vive en Barcelona desde el 2002), hace realidad uno de sus sueños: ofrecer cocina francesa revisada, actualizada y sin grandes pretensiones. Para ello, Romain y Michel, socios en esta aventura, han fichado al cocinero Daniel Brin (último chef que trabajó en la cocina de La Maison du Languedoc), que culmina el proyecto con su lema: “Comes lo que podrías tomar en cualquier bistró de París”. Y es que, Daniel Brin lleva sobre sus espaldas una larga trayectoria en esto de la cocina gala: fue dueño de Le Voilier des Saveurs, en Perpinyà, y arrastra un conspicuo recetario de su madre y de su abuela, como los mejillones con crema de leche y vino blanco, o los macarrones de bogavante al comté, entre muchos otros.

Abierto todos los días a todas horas
En Café Emma se desayuna, se come, se merienda y se cena, por lo que la cocina no para en prácticamente 18 horas al día, todos los días del año. El éxito en estos meses confirma el acierto de esta asociación y, aunque ubicado en la misma calle que estuvo La Maison du Languedoc, parece estar a un abismo, pues este restaurante con nombre de mujer llena a diario con más de 300 clientes atraídos por una buena cocina y unos precios asequibles (entre 25 y 30 euros, el precio medio sin vino, y menús desde 17 euros).

El local, de unos 350 metros cuadrados, fue ideado y diseñado por la mujer de Romain Fornell. La planta que acoge el restaurante tiene tres espacios diferenciados, un primero en la entrada que funciona como terraza, seguido de la barra, y un tercero donde está situado el comedor que se divide en dos por unas columnas. Cuenta además con una barra de ostras, y se ha destinado un espacio al fondo como pequeña boulangerie. Café Emma tiene capacidad para cien comensales y cuenta con un equipo humano formado por unas catorce personas. De hecho, estos números son la clave de los nuevos restaurantes “bistronómicos”, porque, tal y como Romain asegura: “la evolución a restaurantes ‘bistronómicos’ no es más que la adaptación de la alta cocina a unos espacios más modestos y con menos personal”.

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JIsabel Acevedo

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