«Hay cuestiones mucho más acuciantes (que la lingüística), como la caída de la clientela, el pago a proveedores en el actual marco de restricción crediticia o mantener los niveles de servicio en una coyuntura económica complicada”.
Gaietà Farràs, presidente del Gremi de Restauradors de Barcelona, en El Mundo.
«A algunos clientes les incomodan ahora los detalles creativos. Todo está cambiando. Es posible que para sobrevivir tengamos que recurrir al fricandó, a los canelones y otros platos tradicionales».
Albert Ventura, responsable del restaurante Coure (Barcelona), en el suplemento El Viajero de El País.
«El intrusismo en este sector es algo que nos perjudica de una forma muy directa, no sólo por la falta de cualificación del trabajador, que repercute en la falta de profesionalidad, sino que además esta situación es aprovechada por el empresario para reducir el salario de los empleados aduciendo su falta de formación”.
Ramón Reolid, profesor de Servicios y Vicedirector del IES Guillem D'Alcalà, Escuela de Hostelería y Turismo, de la Pobla de Farnals al diario 20 Minutos.
“Estoy habituado a crecerme en las dificultades. Levantamos en su día el Bodegón Alejandro y venir a Lasarte fue otra aventura. No establecemos menús baratos porque desde siempre hemos trabajado en complicidad con el cliente. Yo pregunto cuánto quiere gastar y sirvo un menú en consecuencia”. Martín Berasategui, en El Diario Vasco.
“Mi recomendación final es que no dejen de invertir en las personas. Hagan más que nunca una gestión óptima de los recursos humanos y pidan a sus departamentos de recursos humanos que dejen de administrar y se dediquen a construir”, Consuelo Castilla, presidenta del Grupo MC Asociados, en Canal Alimentación.
