La restauración se ha convertido en la tabla de salvación a la que se aferran las ansias de diferenciación y de ampliación de negocio de muchos hoteles. Por su parte, los hoteles ofrecen a los restauradores de cierto nivel espacios amplios en localizaciones privilegiadas.
Es indiscutible que la restauración se ha convertido en una de las grandes líneas de negocio de las grandes cadenas hoteleras. Los ingresos por esta actividad vienen a representar cerca de un tercio de los ingresos totales de estos grupos.
Contar con un chef asesor se ha puesto de moda entre aquellos grupos hoteleros que quieren destacar por encima de la media. Sol Meliá tiene a Dani García; NH Hoteles, a Ferran Adrià, a Paco Roncero y a Enrique Martínez; Hesperia, a Santi Santamaría. Y los chefs, por su parte, están deseando que los hoteles les cedan un espacio para montar un restaurante; al precio al que están los alquileres, cualquier otra fórmula parece poco viable, sobretodo en las grandes ciudades.
La toma de conciencia por parte de los hoteles de la necesidad de buscar la diferenciación de la competencia a través de negocios complementarios ha impulsado de forma exponencial la figura del director de Alimentación y Bebidas, una pieza clave en la revolución en la que estamos inmersos.
Queda pendientes las mejoras que aún se deben conseguir en los hoteles vacacionales. Aquí los productos de quinta gama les proporcionan un importante recurso ahora que la calidad de los mismos a mejorado de forma más que notable.
