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“En España nadie se había atrevido a hacer una tortilla de patata gourmet”

Aunque ese sueño le ha costado, más de un millón en euros (fue el precio de poner en marcha su cocina de I+D en la que ha llevado a cabo sus investigaciones culinarias) y más de 1.000 días de trabajo, Senén González ya puede presumir de haber encontrado la fórmula para comercializar una tortilla de patata gourmet.

Algo a lo que, en su opinión, “nadie hasta ahora se había atrevido en España”. La fórmula de esa tortilla reside en comercializarla congelada, lista para calentar en ocho minutos sin que

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pierda el sabor, la textura y la jugosidad de una recién hecha.

Tras su exitosa acogida en el Mercado de San Miguel de Madrid, donde desembarcó hace apenas unos meses después de que la gerencia del complejo le hiciese un hueco, separando en dos el puesto de aves, huevos y caza y creando así los números 13 y 14 del mercado, Senén González ya ha conseguido que su tortilla también se oferte, por ejemplo, en los restaurantes del grupo Tragaluz en Barcelona (Lucia, Mordisco y Cuines Santa Caterina).

Y esto es sólo el principio de la vocación que desarrolló en 2010, cuando uno de los pintxos estrella de su restaurante logró el premio a la mejor tortilla de patatas de España en Lo Mejor de la Gastronomía. Tras obtener aquel galardón, Senén González comenzó a trabajar en el reto de que aquella tortilla premiada pudiese disfrutarse en toda España.

San Miguel: proyecto piloto
Ahora, tomando como punto de partida su hueco en el Mercado de San Miguel, Senén se encuentra inmerso en la búsqueda de tiendas gourmet y distribuidores, especialmente aquéllos que cuenten con rincones gastronómicos de alta gama, que apuesten por vender su producto. El precio que ha puesto a su tortilla es de 8,50 euros para las tiendas gourmet y 4,50 euros para la hostelería.
“Mi idea es que mi tortilla se venda en sitios gourmet”, sostiene Senén. “Y por qué no en las panaderías y en aquellos establecimientos hosteleros que no cuenten con salida de humos”, puntualiza.

Su plan de expansión ha sido tal que gracias a su página web y a su presencia en el Mercado de San Miguel, Senén González ya sabe lo que es llevar la fórmula de su tortilla a ciudades como Londres o países como Noruega. “El turista sabe lo que es la paella pero no tiene ni idea de lo que es la tortilla de patata. Sin embargo, cuando la prueba, repite y se la lleva”, explica. Algo que también sucede, según comenta, con la población de Madrid. “Madrid es un auténtico tragador de tortilla”, asegura.

Aún así, Senén lamenta que “en España no se haya sabido vender nuestra tortilla”. Las cifras del empresario indican que “en nuestro país la tortilla se vende tres veces menos que la pizza” y eso que –exclama- “¡la primera es mejor que la segunda!”.

Futuros proyectos
Consciente de que aún tiene mucho trabajo por delante para que su tortilla conquiste el paladar de muchos españoles y de los millones de turistas que cada año visitan el Mercado de San Miguel, González se ha puesto como objetivo para los próximos meses disponer de un carrito en este mercado para elevar así las posibilidades de degustación y posterior venta de su tortilla.

Es más, el fin último de su proyecto pasa incluso por abrir una tienda de tortilla. “Si con las pizzas se ha hecho…”, sostiene, dejando la frase a la mitad para que a buen entendedor…

Además de estas iniciativas, González también quiere ampliar su oferta culinaria en los lugares en los que ya está presente llevando a ellos productos que ya ofrece en el asador Sagartoki. De ahí que su próximo plan pase por ofertar en su puesto de San Miguel su pintxo de huevo.

Hacia la ‘fusion kitchen’
Hecho esto, su intención es que este otoño sea también el punto de partida para empezar a comercializar otra de sus fórmulas culinarias extraída de su cocina de Vitoria: las láminas vegetales.

Láminas que, según González, son ideales para el sushi. “Mi idea es presentarlas en otoño a la prensa y que la gente pueda degustarlas en sus locales. Esto es un ejemplo claro de lo que ahora se llama la cocina de fusión”, apostilla.

En lo que se refiere a nuevas investigaciones en su cocina, el empresario se muestra claro y contundente: “De momento, tengo que parar la investigación porque es algo que cuesta mucho dinero”, confirma.
“Con el Sagartoki, que va como un tiro, la cosa no está para ir a otros sitios”, manifiesta tras ser preguntado sobre la opción de abrir nuevos restaurantes. “Es momento de ver si la cocina del futuro va por donde estoy yendo yo”, concluye. Jgema boiza

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