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Cocina Cayena, Cocinar es una fiesta

Cocina Cayena llevaba en pie cinco años, sin producir apenas beneficios. Cambió de manos, y junto a una socia capitalista, Marita Casanovas y Amparo Aragón, que ya traían una idea muy concreta en la cabeza de lo que querían hacer, renovaron por completo el negocio. Junto a cursos permanentes y monográficos se sacaron de la manga los conceptos de “cooking parties” y “team buildings”, que están obteniendo una muy buena acogida, según Casanovas.

Una “cooking party” es una reunión de amigos en la que, guiados por un experto cocinero, los participantes elaboran un menú y lo degustan posteriormente. Los team buildings serían lo mismo pero exportado al mundo empresarial, una forma de motivar y fomentar el compañerismo a través de la gastronomía.

Un lifting
Para incorporar estas nuevas actividades a Cayena fue necesaria una remodelación del viejo local, finalizada en mayo de este año. La planta de calle tiene una sala con todo el equipamiento necesario al fondo y una mesa en forma de “U” para unas veinte personas. En esta estancia los alumnos hacen sus pinitos como chefs bajo la atenta mirada del profesor. Abajo, una amplia estancia de 120 metros cuadrados, decorada en blanco y negro con espíritu minimalista es escenario de cenas, catas, cócteles y eventos varios. Sin pasar por alto que cuenta con equipos de imagen y sonido para presentaciones o actos empresariales.

La flexibilidad es la premisa bajo la que actúan las socias de Cayena, por lo que este espacio, al que han denominado “Feel Home”, se presta a usos varios, a la medida de cada cliente. “Nos adaptamos a lo que nos piden: comuniones, cenas de familia, de empresa, cumpleaños, despedidas de soltero,…”, explica Casanovas.

Si lo que se ha contratado es una “cooking party”, tras cocinar en el piso superior, los alumnos disfrutan sus creaciones en el citado salón. El servicio completo, incluida la clase de dos horas con el chef y bebida (cerveza, vino o agua) sale por cuarenta y cinco euros.

Pero Cayena también puede funcionar como restaurante para grupos de al menos diez personas. De este modo, se reserva el piso inferior para probar los manjares que elaboran los profesores de la escuela. Las recetas que se sirven suelen ser bastante más sofisticadas que cuando los comensales hacen también las veces de chefs, por lo que el desembolso sube hasta los cincuenta o sesenta euros por persona.

Además de las mesas, la sala cuenta con una barra, para que después de cenar, la velada pueda alargarse hasta las dos de la madrugada, incluso eligiendo la música que se desea escuchar. Las copas, aparte del menú, se cobran a siete euros cada, o bien, quince euros por barra libre. Y todo en un ambiente moderno e informal.
“El martes vienen veinte personas, gente de empresa, realizan unas ponencias desde las 9,30 de la mañana, luego hacen un coffee break a las 12,30, suben después a participar en un taller de cocina japonesa…”, cuenta Casanovas, ejemplificando cómo una empresa puede combinar lo lúdico y laboral utilizando todas las opciones que ofrece Cayena.

Permanentes o monográficos
Como escuela, Cayena programa cursos permanentes de cocina de distintos niveles y en varios horarios (mediodía, tarde y noche), para adaptarse a su público, principalmente, jóvenes trabajadores.

Este invierno hay en marcha siete cursos permanentes de cocina básica y cocina de autor. Hay gente que asiste mensualmente a cuatro sesiones de dos horas y otros que continúan haciéndolo durante más tiempo. El desembolso por mes oscila entre los 70 y los 110 euros, dependiendo de si el nivel del curso es básico o más avanzado.

Aparte, se realizan cursos monográficos en una o varias jornadas de dos horas, de las temáticas más variopintas: “Risottos”, “Cocina japonesa”, “Cocina de brunch”,… Por poner un ejemplo, el de risottos, de un único día, cuesta 35 euros. Esto incluye la clase y la comida que cada alumno ha cocinado. l
Elia García

Los profes

En Cocina Cayena, los profesores-cocineros, igual imparten una clase, que preparan una cena para cuarenta personas o un cóctel.

El equipo está formado por Rosa Pertierra, cuya trayectoria ha transcurrido por restaurantes como Arzak o el Hotel Claridges de Londres. El argentino Mariano Velásquez, por su parte, ha colaborado con Arzak, el Poblet y La Broche, entre otros. Reyes Farina ha trabajado como jefa de repostería de los restaurantes Tanabe y El Olivo y colaborado en programas del Canal Cocina de Vía Digital.

Por último, Marina García González, con un extenso currículum en el mundo de la enología, es actualmente miembro del Consejo regulador de vinos de Ribera del Duero, Rueda y Cigales, del Concurso de vinos Premios Zarcillo de la Junta de Castilla y León y del Concurso Internacional de Blayes (Burdeos). (www.cocina-cayena.com) l

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