En la planta de calle, la llamada Anymus, se dan cita la cafetería, el restaurante, exposiciones, y un pequeño rincón para la venta de catálogos de los expositores y merchandising.
Mientras, la planta inferior -Anyma- consta de 190 metros cuadrados en los que celebrar conciertos de todo tipo y espectáculos, un lugar que también puede ser aprovechado para realizar muestras de fotografía, sobre todo.
Su fundador, Emilio Lindner, ha volcado todo su espíritu renacentista en este proyecto: “un entorno donde, por ejemplo, los artistas puedan compartir con nosotros sus creaciones, tanto literarias como plásticas, artesanales, musicales o teatrales y podamos disfrutar de ellas en compañía de nuestros amigos, alrededor de una mesa, saboreando una excelente cocina internacional y mediterránea o tomándonos una copa. Resumiendo: un lugar para el hedonismo más sano y merecido”. Un sitio con alma.
Las riendas de la cocina las maneja el cocinero Gonzalo Ramírez, quien se cataloga como amante de la cocina más tradicional, sin que esté reñida con la creatividad. Más bien al contrario. Recibió formación en la Escuela de hostelería de Madrid y en la Escuela El Alambique, y manejó anteriormente los fogones de Café Xpress, José Luis, Rincón de Esteban y Candela.
Ya en la cafetería, de más de cien metros cuadrados, los clientes pueden disfrutar de tapas y picoteo desde las 11 de la mañana hasta el cierre del establecimiento. Se puede degustar desde una Tosta de escalibada con jamón de pato por 3,80 euros, a algunos platos de los incluidos en la carta del restaurante como el Foie de pato con cristales de sal y caramelo de Pedro Ximénez por diecisiete.
La hora del paladar
En el restaurante, con capacidad para unos ochenta comensales, la carta consta de entrantes que oscilan entre los diez y los dieciocho euros: Ensalada de tomates marinados con champiñones en soja y cebollino o Panzerotti rellenos de foie y setas con crema charlota. En el apartado de pescados, el Lomo de raya a la naranja (14 euros), podría servir de ejemplo. Redondean la oferta las carnes (Solomillo de canguro con kiwi frito y mermelada de tomate -dieciséis euros-, Carrillera confitada de buey con salteado de frutas y castañas -trece-) y los postres a seis euros (Sopa fría de frambuesa con helado de vainilla o Lasagna de chocolate blanco y negro con praliné de amaretto)
La carta de vinos – con un centenar de referencias – son territorio de Daniel Bueno, jefe de sala con experiencia en la hostelería madrileña y también en restaurantes londinenses. Ha dirigido, entre otros, los restaurantes de los hoteles Fénix y Villamagna, y fuera de la hotelería, el Cenador del Prado, el Asador de Guetaria o el Rincón de Esteban.
En Anyma se dedican cuarenta metros cuadrados a las exposiciones, con cuatro pantallas para videoarte, mientras que en Anymus, de menor dimensión, cuenta con dos y está más enfocada al arte fotográfico.
De hecho en estos momentos, y hasta abril, permanecen expuestas en la planta superior las obras del pintor Ángel Izarra bajo el título de “Realismo y Abstracción”, en tanto que el fotógrafo Miguel López muestra su arte en el bajo. Esta sala se utiliza a menudo para las actuaciones de los DJ’s residentes o invitados, que acompañan la música con creaciones visuales varias. Puede albergar hasta 120 personas de pie.
El equipo técnico de sonido e imagen hace que Anymus Anyma sea adecuada como sede de cualquier tipo de manifestación artística o espectáculo, lo que incluye también teatro, poesía, así como la celebración de eventos empresariales de todo tipo.
Completan el equipo, Victoria Achútegui, como directora de comunicación y marketing; Bruno Galindo, como director musical; y Marisa Romero, directora gerente. (www.anymus.com) l
