Zamora es propietario en su Santander natal de los restaurantes DeLuz, El Machi y Días de Sur y de Otras Luces en Valladolid. Además, él y su familia fueron los artífices hace poco más de un año del renacer de una las tabernas con más solera de Madrid: La Carmencita.
En Celso y Manolo, situado en la madrileña calle Libertad, destaca la barra de mármol tricolor y ocho metros de largo la protagonista del local. El naming del espacio, que cuenta además con una decena de mesas, también tiene como La Carmencita su historia y porqué. Celso y Manolo son dos hermanos de origen asturiano y ascendencia minera que en los años 70 abrieron en el nº 1 de Libertad el restaurante Argüelles, un modesto negocio con el apellido de ambos y que había sido antes -desde 1954- La Tasca de Pepe. Cuando hace unos meses decidieron jubilarse no quisieron traspasar “a manos de cualquiera”, pese a las ofertas que recibía la privilegiada localización.
Junto con la barra, los Zamora han mantenido el suelo de terrazo, la torrilla paisana y la fabada de los Argüelles. El nuevo local ha sido reformado y decorado el trío formado por Pablo Zamora (hermano de Carlos), la matriarca de la familia (ambos fotógrafos de profesión) y Mercedes Sebrango arquitecta (ex de los estudios Lamela y Abaton) a base de elementos de diseño, carteles antiguos y apliques traídos de Nueva York del estudio Apparatus.
En la carta de Celso y Manolo hay propuestas propias de tasca y verbena, imaginativas creaciones de propio cuño y mucho respeto por el producto de autor.