El objetivo es prevenir un consumo abusivo y erradicarlo de los colectivos de riesgo como menores, embarazadas y conductores, aunque manteniendo el patrón de ingesta mediterráneo para favorecer el mantenimiento del sector.
La industria de bebidas espirituosas en España invierte más de 20 millones de euros en promover el consumo responsable, lo que le sitúa a la cabeza de los sectores económicos en cuanto a inversión en responsabilidad social.