Los amantes de la parrilla tienen una parada obligatoria en la calle Velázquez, 61, de Madrid, donde se encuentra la sede de La Cabrera, una casa de carnes que respeta la tradición y la esencia de la familia argentina, rindiendo tributo a la cultura culinaria del Río de La Plata. La propuesta gastronómica se basa en los clásicos y suculentos cortes característicos del país andino, desde la entraña o el ojo de bife hasta el chuletón argentino.
“El secreto mejor guardado de Palermo” ya no lo es más desde el día en el que el New York Times lo descubrió. Así definió el diario a un concepto modesto nacido en 2002 en este barrio porteño de Buenos Aires, ideado por el chef Gastón Riveira y que ahora cuenta con más de 20 locales y que ha llegado a Madrid de la mano del empresario chileno José Luis Ansoleaga, para quedarse. Porque nada mejor que llevar la esencia argentina por el mundo, que a través de la parrilla.
Una seña de la casa es su impecable servicio: atento y cercano; y con ese amable trato, ofrecen nada más sentarse a la mesa, cuando el tiempo lo pide, un reconfortante Consomé de carne casero. Después llegan las Técnicas de cocina caliente, y ya con los principales, una variedad de Técnicas frías, unos platillos muy coloridos que varían con la temporada, y entre ellos puede haber un Hummus de zanahoria o remolacha, Verduritas en escabeche, Judías en Huancaína, Coleslaw sobre canasto de hojaldre… ¡y se pueden repetir a voluntad!
Entrando en materia en la carta de La Cabrera, no pueden faltar las Empanadas de carne estilo Cabrera, que son caseras y sirven con frasquitos de almíbar de tomillo para que el comensal aderece a su gusto. Otro de los must de un argentino son los platos de casquería, como las Mollejas de corazón, que aquí se sirven de timo de ternera y una vez cocidas se pasan por las brasas para conseguir un acabado tierno y crujiente.
La Cabrera y sus carnes
Pero sin duda su apartado más relevante es el de las ‘Carnes grilladas’, donde encontramos la Milanesa napolitana de bife, otra receta imprescindible de allá que se hace con redondo de ternera y con jamón, mozzarella y tomates deshidratados decorando, pesto de albahaca y salsa criolla emulsionada con manzana verde. También destaca el Matambrito de cerdo, elaborado con barriguera ibérica, crocante por fuera y jugoso por dentro; y por supuesto, las estrellas son los suculentos cortes argentinos, desde la entraña, la tira de asado, el ojo de bife, el bife de chorizo… hasta el chuletón argentino o el Dry aged Simmental, de 1,2 kg aproximadamente con entre 60 y 90 días de maduración.
La oferta gastronómica se completa con una quincena de guarniciones y ensaladas, tres opciones de pasta y algunos pescados -pensando en los no carnívoros- y no hay que olvidarse de dejar hueco para tomar alguno de sus postres con sello argentino, como el Volcán con dulce de leche o la Chocotorta.
Por si esto fuera poco hay otra sección que merece toda la atención: la parte ‘agitada’, con los originales y vistosos cócteles de autor diseñados por el bartender mexicano Christian Conde. Todo un alarde de creatividad en el que algunos salen con burbujas, creando nubes alrededor de un globo aerostático, otros con fuego, otros servidos con palomitas dentro de un ‘vaso-toro’… y sus nombres son igual de creativos: Tiki del Atlántico, Último tango en Madrid, Spicy Margarita, o la Sangría Criolla.
Para amenizar el espectáculo que ya de por sí supone comer o cenar en este acogedor restaurante, dos veces al mes tienen música en vivo y los viernes y sábados por la noche, Dj. Tampoco hay que pasar por alto su diseño interior, decorado con juguetes y objetos vintage, destacando sobre los interminables muros de ladrillo visto platos firmados por famosos y personajes relevantes como Mick Jagger o los All Blacks neozelandeses, que ya se han enamorado de su cocina y su buen hacer, y no es para menos… La Cabrera gusta a todos.
